miércoles, 20 de marzo de 2013

Ortega y Gasset, Ayala y Gómez de la Serna

Ortega y Gasset (1883-1955)

    Dejando a un lado la importancia de su obra, también podemos resaltar su trayectoria periodística y sus actividades culturales. Estudiante de filosofía en Alemania, comienza su labor en El Imparcial, diario dirigido por su padre. El "sueño" de Ortega era que España se acercase más a Europa y se pareciese al resto de países de nuestro viejo continente. Publica sus enseñanzas sobre la filosofía alemana en el periódico intentando acercar a los lectores a las corrientes de pensamiento del país germano.
    En Meditaciones sobre el Quijote nos expone sus ideas filosóficas, que a partir de 1916 expondrá en su propia revista personal, llamada El Espectador. Pero no es oro todo lo que reluce, ya que, dejando a un lado sus ideas para modernizar España, pretendía seguir dejando a la mujer tal y como estaba.
    También podemos resaltar su actividad como sociólogo en La Rebelión de las Masas, donde nos habla sobre la importancia de las masas en la política en las primeras décadas del siglo pasado. Partidario de la República, es rechazado por ser considerado elitista.

Ayala (1880-1963)
    Muy ligado al Modernismo, a pesar de su escasa formación intelectual. Publica su primer libro de poemas en Madrid, pero también gana prestigio como ensayista periodístico junto con Gasset. A pesar de que varios periódicos internacionales intentan contratarle, Ayala decide quedarse en España, realizando una campaña contra el dramaturgo Benavente en defensa de Pérez Galdós. La mayor parte de sus novelas son ensayos, autobiografías (todas ellas contadas por un personaje imaginario) y reflexiones. Entre sus obras podemos destacar Berlamino y Apolonio.


Gómez de la Serna (1888-1963)
    Precoz escritor, publica su primer libro a los 16 años, entrando en fuego. Dirige la revista Prometeo, en la que Marinetti  publica Manifiesto Futurista, un intento para cambiar el arte. Como Ortega, intenta difundir las corrientes europeas por España. En los años 20, llega a ser uno de los autores más reconocidos de nuestro país.
    Creador de greguerías, las publica en periódicos llegando, finalmente, a publicarlas en libros (la mujer de Ámbar). Llega a participar en el mundo radiofónico, escribiendo textos o haciendo entrevistas para ello. En 1936, decide exiliarse a Argentina. Aunque regresa a España, decide volver a Buenos Aires, donde muere en 1963.

Generación del 98

      La generación del 98 es un movimiento literario español en el que los escritores se proponen renovar la estética de la literatura anterior y la regeneración del país. Vamos a destacar a Unamuno, Azorín y Baroja.

Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864-Salamanca, 1936)
        Con una juventud vinculada al movimiento marxista y al nacionalismo vasco, pronto se convierte en un        defensor del nacionalismo español. Publica en la revista La España Moderna de donde saldrá su primer libro publicado En torno al casticismo. Unamuno es conocido por escribir acerca de sus inquietudes religiosas, aunque también cultiva la filosofía. Tras un exilio a París durante la dictadura de Primo de Rivera, vuelve para apoyar la República. Acaba siendo decepcionado por la República y apoya la sublevación franquista. Tras expresar públicamente su apoyo a los republicanos, es puesto en arresto domiciliario, donde acaba muriendo en 1936.

Azorín (1873-1967)
      Afín al anarquismo y al republicanismo, publica sus primero escritos con su nombre real, José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, acaba por publicar con el pseudónimo por el que todos le conocemos hoy. Toma la literatura clásica transformándola en contemporánea o volviéndolas cuentos mediante anacronismos. En sus ensayos cabe destacar la descripción de la vida española provincial. Azorín también es un crítico literario, a las que les aporta pinceladas nacionalistas. Entre sus obras podemos destacar Castilla símbolo de España.

Pío Baroja (1872-1957)
     Más conocido por sus novelas, escribía ensayos sobre arte y sobre su autobiografía, plagándolos de ideas de su propia cosecha. Para alejarse de la retórica clásica, Baroja plagaba sus escritos de malformaciones sintácticas. Entre sus obras ensayísticas podemos mencionar Las horas solitarias. 

domingo, 17 de marzo de 2013

Reseña de un acontecimiento cultural

Mármoles, Frisos y Metopas del Partenón en el Museo Británico (Londres)

Información
Año: 460-430 a.C
Año de traslado al museo: 1801-1805
Autor: Fidias:
Localización original: Acrópolis de Atenas (Grecia)
Localización actual: Museo Británico (Londres)

Crítica
    La acrópolis, en la antigua tradición griega, tenía una doble función: defensiva y albergar los lugares de culto. Los edificios más representativos de la famosa acrópolis ateniense son los Propileos, el Templo de Atenea Niké, el Partenón y el Erecteión. A principios del siglo XIX, Lord Elgin, un embajador inglés se adueñó de todo lo que quiso y más de la acrópolis, vendiéndoselo posteriormente al Museo Británico, donde residen los restos del Partenón.

     Siendo unas de las atracciones más visitadas en el mundo, los restos de la acrópolis ateniense impresionan a todo el mundo. Los frisos de grandes dimensiones, nos muestran representaciones de los diferentes asistentes a las fiestas de las Panateneas, fiestas en las que se consagraba a la diosa Atenea, patrona de la ciudad de Atenas.

     En mi opinión, lo más impresionantes son sus dimensiones. Cuando estudias los frisos en Historia del Arte, te parecen algo pequeño comparado con muchas otras estatuas. Sin embargo, cuando los ves expuestos en el museos, te das cuenta de que lo pequeño eres tú, comparándote tanto con su altura como con el hecho de que Fidias y sus discípulos tallaron esas enormes figuras hace más de dos mil años. 
      Aunque el saqueo a la Acrópolis fuera un hecho injusto y salvaje, una parte de mí se alegra de haber podido disfrutar de estas piezas de arte en un lugar más accesible que las tierras griegas.




miércoles, 6 de marzo de 2013

El que escriba habrir no debería graduarse

    La falta de corrección ortográfica es uno de los problemas más serios de la educación española, llegando incluso a los ambientes universitarios. Este tema fue tratado por Elisa Silió Delibes en el diario El País el día 17 de febrero (enlace del artículo: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/02/16/actualidad/1361037969_843190.html)

   El artículo es, en su mayoría, una recopilación de anécdotas y opiniones de distintos profesores y de expertos en la lengua. También se cuenta el punto de vista de los jóvenes, quienes consideran que debería de haber una menor exigencia en lo relacionado a las faltas ortográficas. Muchos han sido los enfrentamientos entre profesores y alumnos por la decisión de los primeros de bajar la puntuación a causa de las faltas ortográficas.

      En primera persona, puedo contar que un profesor mío de filosofía en un examen decidió bajar puntuaciones debido a la mala ortografía de algunos. Incluso los que no solíamos tener faltas de ortografía acabamos con unas décimas menos, e incluso hubo una compañera que llegó a deberele puntos.

        Es totalmente cierto que los jóvenes hoy en día, en general, escribimos con bastantes faltas de ortografía, pero que podemos esperar cuando la entidad que debería de preocuparse  por solucionar este problema es la que retira normas de acentuación, orquestando nuestro gran problema ortográfico.

viernes, 1 de marzo de 2013

Comparación entre un cuento moral de Clarín y un artículo de Juan José Millás

Leopoldo Alas Clarín: http://dgb.conaculta.gob.mx/cerebro/coleccion/coleccion_pdf/31000000058.PDF
Juan José Millás: http://internacional.elpais.com/internacional/2013/02/16/actualidad/1361029632_095855.html



   La mayor diferencia que podemos destacar es el formato. El texto de Clarín es un relato corto, perteneciente a sus cuentos morales, en el que se incluyen diálogos. Por otra parte, el texto de Juan José Millás es una columna de opinión.
    Referente al contenido, Millás nos presenta la dualidad de un personaje: el actual Papa. Por un lado, tenemos a Benedicto XVI, Papa actual, que ha cometido un suicidio político y, por lo tanto, este personaje ha dejado de existir. A raíz de su fallecimiento, ha devuelto a la vida a su otra personalidad, a Ratzinger, ya anciano, que para sus últimos años en un convento. Al ser una misma persona, ninguno se separa del otro completamente, por que Ratzinger siempre estará acompañado por el cadáver de Benedicto XVI.
En el texto de Clarín, también se nos presenta una dualidad del personaje pero, en este caso, se nos presenta como dos personas distintas: un niño y un anciano. Este último representa al Papa de aquel momento, León XIII, delicado de salud y a punto de morir del frío. Por otra parte, tenemos al niño, que representa la juventud del Papa. El infante representaría a Ratzinger, a la parte que se aferra a la vida en ambos personajes. Por otro lado, tenemos a los personajes que fallecen, al anciano y a Benedicto XVI.
A pesar de las diferencias, el rasgo más común de los dos textos es la muerte de los dos Papas a pesar de que una parte suya sigue viva.